“No tengo que creerlo, solo es la verdad”, le dice una anciana con un relato tan revelador como desconsolador que lo lleva hacia un rumbo inesperado. El escepticismo, de pronto, no tiene más remedio que rendirse ante los hechos, pero puede que sea ya demasiado tarde.
Aunque pareciera que se trata de una noche como cualquier otra, todo cambia cuando Fay escucha un extraño ruido en la radio, el cual también desconcierta en sobremanera a su amigo al reproducirle la grabación. El misterio se hace más profundo cuando un misterioso radioescucha habla a la estación para contar su relación con el sonido y una posible conspiración.
Pero mientras Fay y Everett conversan sobre lo que eventualmente serán los teléfonos celulares y métodos de transporte tan inusuales como eficaces, la prueba de algo aún más increíble aguarda inadvertidamente sobre sus cabezas. En The Vast of Night, la verdad está ahí, solo espera ser revelada.
El recurso, usado inteligentemente y sin desgastarse en ningún momento, nos permite involucrarnos tanto en la época en la que se desarrollan los acontecimientos como en el drama que estamos a punto de presenciar. Patterson y su coguionista Craig W, Sanger sorprenden con un filme más preocupado por la forma en la que el misterio afecta a los personajes en lugar del misterio mismo.
La charla que sostienen mientras caminan por las calles del barrio deja al descubierto sus añoranzas y expectativas sobre un futuro que luce bastante prometedor. El filme exige paciencia, pero la recompensa no tarda en llegar.
Los largos planos secuencia de los que dispone Patterson son respaldados en instantes como en los que escuchamos la extensa llamada a la estación de Billy (Bruce Davis), un hombre que asegura también haber escuchado el sonido alguna vez. Así, la interpretación vocal y la mezcla de audio se convierten en otros atractivos de una historia que no ha omitido ningún detalle.
De pronto, el racismo y la indiferencia se introducen en la trama aparentemente como notas al pie página, pero otorgando una mayor implicación al papel de la obtención de la verdad: esta solo sera tal cuando alguien “digno” la cuente.
Si bien el objetivo es mantener la intimidad del relato lo más posible, recursos sumamente vistosos como tomas imposibles y una frenética edición por momentos podrían desentonar un poco con el resto de la película. Afortunadamente, la esencia se mantiene intacta.
Y más importante aún es el hecho de que The Vast of Night realmente no es una cinta sobre extraterrestres, sino más bien sobre la búsqueda de la verdad en tiempos en los que la paranoia reina por doquier. Quizá los que nos puedan acercar a ella son los que nunca han sido escuchados.