Los visuales, ya sea para bien o para mal, fueron uno de los aspectos más destacados del show. Las cortinas en donde se proyectaban varias animaciones lucían sobrias, pero lo bastante impactantes como para captar la atención, hecho que desafortunadamente también distraía de lo que ocurría con Bellamy y compañía. De cualquiera manera, lo que pudimos ver durante “The Globalist” fue sublime. Una pequeña narrativa de ciencia ficción corría en las pantallas y en las cortinas mientras el grupo evocaba a Morricone, Slayer y a su antigua esencia. Al final, una galaxia se fusionaba con las luces que emitían los asistentes creando todo un enorme cosmos dentro de el Palacio de los Deportes.
Los otros grandes momentos visuales involucraron mappings excepcionalmente ejecutados, como los de “The Handler”, en donde la proyección de una mano de titiritero simulaba mover a los integrantes con sus hilos, todo muy acorde a la letra de canción sobre la manipulación. Y en “Undisclosed Desires”, Wolstenhome y Bellamy eran proyectados en las cortinas por medio de una animación en tiempo real que se integraba y desintegraba por ciclos. Estos elementos realmente ensalzaron los pocos momentos cautivantes.
Apreciar todo el show desde pista es sumamente complicado. Lo extenso del mismo no deja tener una visión completa de todo lo que está sucediendo y aunque Bellamy y Wolstenhome se mantienen en constante movimiento a través de este, es muy difícil seguirles el paso o incluso encontrarlos con tanta gente alrededor. Desde las tribunas es de donde se obtiene un mejor panorama de lo que acontece.
Es una pena que Muse omita nuevamente el material de Origin of Symmetry, el disco favorito de la mayoría de sus seguidores. Ahora tuvimos que conformarnos con tan solo uno de los tracks. Una verdadera pena.
También habrá que mencionar la manera en que la banda cortaba la inspiración cuando los intros de canciones como “Survival” y “Defector” solo nos engañaban y nos dejaban con las ganas. Estos solo sirvieron para introducir “Revolt” y “Starlight”, temas más light y sumamente desalentadores para los que querían agitar la cabeza.
Muse lo han hecho de nuevo. Han montado un espectáculo lleno de efectos especiales y grandes éxitos, pero carente de contenido y de una propuesta musical consistente que satisfaga a aquellos a quienes los hemos seguido durante años. Por más purista que suene, extrañamos a esa banda que no mostraba mas que actitud y emociones fuertes en el escenario.