Conforme el concierto avanzaba, la experiencia se hacía más personal. Los surreales visuales que acompañaban a la mayoría de las ejecuciones dotaban de una lúgubre ternura a esta velada, la cual había tenido ya demasiados puntos altos. La dulzura de “She Came Home for Christmas” solo fue superada por la majestuosidad de “She Spider” y la aguda voz de Bjerre. Su presencia en el escenario no necesitaba de más palabras para transmitir una inusitada tranquilidad a los fans. Mientras todos coreaban el nombre de la banda, este parecía intimidarse; pero con tanta experiencia respaldándole, nada pudo haber evitado que él mismo fuera el responsable del épico y desgarrador final con “Comforting Sounds”.
Los sollozos podían ser escuchados alrededor. Los devastadores versos que salían de Bjerre creaban un aura de tristeza, pero también disponían de los sentimientos de los presentes para darle un magistral cierre a una noche de ensueño. Con las luces emulando la bandera de México y el grupo sumamente agradecido en el escenario, una lazo de amistad única se reforzaba una más. Los daneses se iban sabiendo que esas personas para las que habían tocado ya no eran extraños, sino sus amigos para siempre.