Al igual que el cine de terror en general, las películas de zombis han sido desvirtuadas enormemente en favor de las ganancias en la taquilla. Lejos quedaron los días de Romero y aquellas cintas que realmente nos hacían sentir el terror de enfrentarnos a muertos viviente. Tristemente, estas fueran sustituidas en nuestros tiempos por cosas como la insufrible saga de Resident Evil y su rimbombante e inconsistente narrativa donde los zombis son lo menos importante; o Guerra Mundial Z, un pobre thriller que se toma muy en serio a sí mismo. Afortunadamente, en el frente independiente han seguido surgiendo nuevos proyectos que han acercado al subgénero a la comedia (El Desesperar de los Muertos) o el drama (Estación Zombie) y que le han devuelto un poco de esperanza. Uno de los más notables y recientes ejemplos es Melanie: Apocalipsis Zombi (sí, la desastrosa traducción de The Girl with All the Gifts), una excelente cinta con brillantes giros y que aterriza el terror del concepto en una brutal historia de supervivencia.
Melanie: Apocalipsis Zombi es una de esas joyas fílmicas que resulta sumamente grato encontrar en el cine de vez en cuando. Dirigida por el escocés Colm McCarthy, principalmente desenvuelto en la televisión, y basada en la novela del mismo nombre de M. R. Carey, la cinta emerge como una de las mejores de zombis en tiempos recientes. Tomando como base el concepto de los muertos vivientes, el relato propone una desviación que se ha explorado poco hasta ahora: ¿cómo actuaría un zombi si pudiera retener su libre albedrío? ¿Cómo se desenvolvería en un ambiente social? Si bien este planteamiento ha encontrado mediocres respuestas en una que otra película con tintes cómicos, Apocalipsis Zombi hace una crudo esbozo de lo que podría pasar en un escenario postapocalíptico como este.
McCarthy nos presenta a Melanie, uno de los sujetos de estudio de la Doctora Caldwell, quien es humillada y temida por la mayoría del personal en la base. La niña, a pesar de su condición, actúa como alguien completamente normal y amanece cada día con deseos de aprender algo nuevo. Una de sus profesoras, Helen, se ha dado cuenta de su gran intelecto y la empatía que emana de ser. Le resulta increíble el siquiera poder pensar que ella y sus compañeros son capaces de entregarse a un instinto animal y matar cualquier cosa que se les ponga en frente, como el pragmático Sargento Parks le recuerda de una manera poco sutil. El grupo de personajes es completado por Caldwell, la ambiciosa doctora que se niega a ver la humanidad que hay en ellos. Con ellos, McCarthy y Carey, quien también escribió el guión, conciben una trama sumamente convincente y que poco a poco nos va acercando al meollo de la situación: la evolución.
La historia puede ser vista como una historia de maduración; irónicamente, Melanie parece ser la única de los sobrevivientes protagonistas que entiende perfectamente su lugar en el nuevo orden. Mientras el narcisismo de Caldwell le nubla la razón y la absorbe en un torbellino de obsesión, Parks se rehusa a congeniar con seres que considera abominables, y Justineau se deja llevar por sus emociones, Melanie se adapta rápidamente al ambiente y analiza cuidadosamente el comportamiento de sus captores y nuevos aliados. Durante su breve e inesperada aventura, los adultos llegan a entender la verdadera naturaleza de la pequeña, de su especie y de ellos mismos, desolados en un mundo que quizá ya no tiene espacio para ellos y de lo que todavía no se han percatado.
Carey y McCarthy, ademas de exponernos esta dinámica en la que un híbrido entre zombi y humano puede desarrollarse plenamente en un ámbito social, llevan su hipótesis más allá al mostrarnos el otro lado de la moneda: ¿qué pasaría si estos individuos se desarrollaran en un entorno salvaje lejos de la civilización y las imposiciones sociales. En su viaje, Melanie y los demás se topan con un grupo de niños como ella, pero que han crecido sin ningún tipo de enseñanza, lo que les he llevado a crear una comunidad tribal en donde el más fuerte es quien tiene el poder, un claro guiño a El Señor de las Moscas. Esta parte de la trama igualmente refuerza la relevancia del personaje de Melanie, quien inusitadamente asume el papel de liderazgo para asegurar su supervivencia.
La estética y narrativa de Apocalipsis Zombi nos remite invariablemente a dos notables obras del género del nuevo siglo, Exterminio y The Last of Us. Con la primera comparte esa seriedad con la que en su momento Danny Boyle tomó el concepto, un relato de supervivencia en la que las relaciones humanas son puestas a prueba en medio del desastre. Con The Last of Us ocurre lo mismo, y además de presentar la relación afectiva entre sus personajes clave como con los del videojuego, la película toma prestadas esos paisajes urbanos derruidos que han sido apropiados nuevamente por la naturaleza, la cual sale victoriosa el ver erradicado a su mayor enemigo en ambos casos.
El final nos ofrece otro giro, probablemente el más impactante de todos, pero en sí el más lógico, pues al tratar el tema de la evolución nos queda clara esa última decisión de Melanie. “¿Por qué habríamos de morir por ustedes?”, le dice a una desesperada Caldwell que le implora sacrificarse por la salvación de la especie humana. Sería muy aventurado proclamar a Melanie: Apocalipsis Zombi como la mejor cinta de zombis desde Exterminio, pues no hace mucho Estación Zombie nos cautivó con su conmovedora trama y crítica social; sin embargo, no hay duda de que su inteligente guión y sus buenas actuaciones la posicionan como una de las mejores.
A propósito del tema del apocalipsis zombie y en general el fin del mundo, una de las cosas a comentar son las armas ideales para el evento:
https://alexanderstrauffon.blogspot.com/2011/12/Armas-para-el-Fin-del-Mundo.html