
Quizá la cuestión más interesante que se nos plantea es la que las futuras generaciones podrían preguntarse si todos los males que hemos provocado en nuestro mundo continúan ¿tratar de salvarlo o buscar un nuevo hogar? En Interestelar nos encontramos con defensores de ambas facciones. Por un lado, tenemos a los que se empeñan a que nuestro planeta ya no tiene salvación y es necesario buscar uno nuevo y apto para la supervivencia humana, mientras que por el otro están los que se rehusan a dejar morir el lugar que nos vio nacer. Es ante esto que nos preguntamos ¿es la Tierra la máxima representación de todos los errores que hemos hecho como especie y el lugar al que estamos condenados a vivir o se trata de la máxima oportunidad de enmendarlo todo y corregir nuestro futuro? En la ciencia ficción, nuestro mundo es casi siempre representado como el símbolo de la decadencia, el cúmulo de nuestros fracasos y de todo lo que hemos dejado atrás; en pocos palabras, un basurero a la que la humanidad ya ni siquiera se digna a voltear. Sin embargo, hay otra cuestión más a la que podemos darle vueltas hasta el cansancio: ¿es la Tierra la que nos hace humanos o hay algo más allá de nuestra evidente anatomía y biología lo que nos identifica como tales?
Durante las casi 3 horas de duración de esta película podemos encontrarnos con algunas referencias de magnas obras del cine, y no solamente de la ciencia ficción. En los momentos que pasamos en la Tierra, el paralelismo con Días de Gloria (Terrence Malick, 1978) queda de manifiesto. Los hermosos paisajes campiranos, la casa en medio de la nada, el granjero, la familia estadounidense atípica, etc. Varios de estos conceptos son recogidos por los Nolan para introducirlos en su obra a modo no solo de homenaje, sino como una extensión de los mismos. En la cinta de Malick, nos topamos con la vida en los Estados Unidos a principios del siglo pasado, en donde el mundo, aunque comenzaba a sentir los estragos de nuestra presencia, todavía era un sitio digno de acoger la vida y en donde se dependía de uno mismo para disfrutar de el. Son nuestros errores y avaricia los que terminan tanto con nuestra vida, como con la de lo que nos rodea. En Interestelar, el trigo se ha agotado (en donde en Días de Gloria abundaba), disfrutar de las actividades humanas se ha vuelto imposible y nuestros protagonistas, los granjeros, buscan la manera de salvar a los suyos. La búsqueda de un lugar para asentarnos es sin duda una de las metas que tenemos como especie, pero cuando hemos encontrado un hogar, no pasa mucho tiempo para que agotemos todo lo que este puede darnos, cosa que los protagonistas de la cinta de Malick entienden a la mala.
Por supuesto, las referencias a obras maestras del género como 2001: Odisea en el Espacio, Solaris, Encuentros Cercanos del Tercer Tipo e incluso a otras como Contacto están presentes en el viaje interestelar de Cooper, tanto a nivel visual como narrativo. El tiempo será la que determine si esta obra tendrá un lugar privilegiado dentro del género.
Uno de los conceptos en los que los Nolan centran su historia es el amor, una fuerza incluso más fuerte que la gravedad o la energía nuclear. Habrá que decir que esta teoría no es la primera vez que la vemos en una narrativa. La célebre saga de los Cantos de Hyperión, de Dan Simmons, expone esta misma hipótesis argumentando que el amor puede ir incluso más allá que el tiempo y el espacio, además de ser lo que invariablemente nos hace humanos. Aunque todo esto suena sumamente romántico, hay todo un trasfondo científico que explica el significado del amor en el Universo, cosa que los Nolan también intentan presentar en su relato de una manera un poco más simplificada e idealizada.
Y sí, aunque todo lo anterior haya enaltecido Interestelar, esta no está exenta de varias debilidades que ponen en entre dicho su valor narrativo. Primero, el punto más débil que se puede encontrar está en los personajes, a quienes se les subordina ante la situación que se nos presenta. Cooper y los demás son un mero vehículo para los Nolan para darnos una clase de física cuántica y contarnos una épica historia de viaje interestelar. En ningún momento logramos comulgar con ninguno de los personajes, pues apenas y llegamos a descubrir muy poco sobre ellos. Son los conceptos como especie y los espectaculares visuales los que no atrapan.
SPOILERS ADELANTE
Varios de los obstáculos que se encuentran los protagonistas resultan poco convincentes, en especial la inclusión de Matt Damon como el Dr. Mann, un científico estacionado en uno los planetas prospecto que ya había hecho el viaje mucho antes y que justamente el éxito de su misión había desencadenado la expedición de la que ahora Cooper es parte. Cuando nos enteramos que Mann ha falsificado todo solamente para que sea rescatado, no podemos mas que sentirnos engañados. ¿Había realmente la necesidad de poner un villano en esta historia? Aunque se puede entender que los Nolan tratan también de mostrarnos ese lado de la humanidad que representa el miedo, la cobardía y la frustración, encarnados también por el personaje de Michael Caine, el giro resulta poco efectivo y simplemente como una forma de agregar un poco más de acción a una película cargada de contenido científico poco digerible para cualquier mortal.
TERMINAN SPOILERS
En general, Interestelar no alcanza ese nivel de complejidad filosófica que representan obras como 2001 o Solaris. Quizá esa no era su intención, puede que me equivoque, pero los complejos cuestionamientos humanos son las que hacen que una obra de ciencia ficción se vuelva sumamente relevante, pase a la historia y realmente nos haga pensar en nuestra misma existencia y motivaciones. A pesar se presentar una intrincada narrativa que juega con el tiempo y el espacio, la historia de esta película no deja ser tan simple como la de El Origen o El Gran Truco, ni más ni menos.
Por otro lado, Interestelar cuenta con una producción técnica impecable. La excelsa música de Hans Zimmer, la magistral fotografía de Hoyte Van Hoytema y el gran diseño de producción son algunos de los grandes aciertos, aunque claro, no podían no estar ahí teniendo en cuanto de que se trataba todo este asunto.
La comparación inmediata que a cualquier se le viene a la cabeza es con Gravedad. No sería apropiado comentar aquí cuál de las dos es mejor, pero bien se podría decir que con una historia tan simple y un solo personaje, Alfonso Cuarón y compañía lograron quizá más de lo que Nolan y su equipo. En ambos estamos ante el incansable caso de la superación humana, pero el caso tan íntimo de la Doctora Stone nos permite identificarnos rápidamente y hacernos ver que ante la adversidad, el hombre puede salir avante si realmente se lo propone. En la cinta en cuestión, Cooper se enfrenta más o menos ante la misma problemática, pero su intervención se limita a algo que está fuera de su control casi todo el tiempo, aunque él haya sido realmente el inicio de toda la aventura. En resumen, Interestelar es la celebración del humano como especie, y en Gravedad como individuo. Ninguna de las dos están mal, pero desde un punto muy particular de vista, uno logra emocionarse más con un personaje que con toda una enorme problemática de proporciones apocalípticas.
Al final, Interestelar se queda más con el que pudo ser que en lo con que realmente es. Por más que se pregone de su complejidad, la cinta no cuenta con los argumentos narrativos necesarios para pasar a la historia como una de las grandes obras de ciencia ficción. Se aprecia que Nolan siempre busque ser original aún cuando tome algo de aquí y de por allá, cosa que no se critica, pero que quizá ya se ha convertido en una obsesión suya, No me malentiendan, Interestelar es una gran película, pero dista mucho de ser una de las mejores obras del género.