
La ausencia de sonido en las tomas en el espacio exterior es también muy importante. Tratándose de apegar lo más posible a los hechos científicos, el director y su equipo también logran desorientar al público. Ver explosiones y agresivos movimientos sin sonido alguno provocan una reacción extraña en en el espectador, no sabemos qué es lo que viene a continuación, no podemos percibir si algo está a punto de impactarlos o algo por el estilo. Es aquí donde entra el papel de la música, que puntualiza acertadamente los momentos más intensos y remarca las situaciones de mayor angustia.
Es difícil encontrar algún fallo en la cinta. Claro, debe de haber cuestiones científicas que no lograron ser del todo veraces, pero ¿a quién le importa? Alfonso Cuarón innova una vez más.
Y ahora, la pregunta obligada ¿es esta la mejor película del mexicano? Me quedo con Niños del Hombre, una obra fundamental de la ciencia ficción moderna que también trata de devolver la esperanza a la humanidad ante tiempos difíciles. Lo que logró Cuarón con esos contundentes plano-secuencias en el ghetto fortificado son un obra maestra. Cuestión de gustos.
Enhorabuena por este gran director que finalmente obtendrá el reconocimiento que merece.