En 2008, James Marsh (La Teoría del Todo) causó revuelo en el mundo del cine con su excelente documental Man on Wire, en el cual construía delicadamente el antes, durante y después de la más gran osadía del intrépido Philippe Petit: cruzar el vacío entre las Torres Gemelas de Nueva York caminando sobre la cuerda floja. Ganadora del Óscar al Mejor Documental, la cinta fue alabada por la extensiva investigación del director y por la recreación de algunos de los momentos clave de la aventura de Petit. Para muchos críticos, Man on Wire fue una de las mejores películas de aquel año; y ahora, de manera totalmente innecesaria, Hollywood nos trae la versión totalmente dramática de los acontecimientos, una tan poco inspiradora y atrevida que vuelve a dejar en claro la pobre visión de la industria al momento de adaptar historias de la vida real, algo ya de por sí desgastado en la misma. Veamos.