Paul Thomas Anderson es uno de los cineastas estadounidenses más fascinantes de nuestra época. La palabra “director” se queda corta ante todo lo que este logra concebir en sus obras; por eso, “autor” parece ser un término más pertinente para describir su trabajo. A través de los años, Anderson ha convertido sus filmes en profundos estudios de personaje que indagan en el carácter obsesivo y poco indulgente de sus protagonistas. El Hilo Fantasma, su película más convencional en años, nos presenta nuevamente a un hombre solitario y con estrictas normas auto impuestas que le impiden disfrutar de ciertos placeres de la vida, como el cariño de una pareja. Estamos ante una cinta que no resulta tan intrincada como, por ejemplo, The Master, pero que logra cautivarnos de igual manera gracias a su envolvente atmósfera y sus extremadamente bien delineados personajes.
Jonny Greenwood, quien se ha vuelto la mano derecha de Anderson desde la década pasada, vuelve para componer la música de la película, una serie de piezas clásicas que acompañan el estado anímico de la trama de principio a fin. El guitarrista es capaz musicalizar la visión y obsesión del autor, así como este también ha podido representar visualmente la última etapa de Radiohead. La colaboración ha resultado muy productiva y efectiva sin lugar a dudas.