Si puedes tener a dos Robert De Niro en tu proyecto, ¿por qué no aceptarías? Por cosas como The Alto Knights: Mafia y Poder (The Alto Knights, 2025), un remedo de película de mafiosos que no tiene nada que ofrecer al género aun con su dramatización del conflicto entre dos de los capos más notables de Estados Unidos: Frank Costello y Vito Genovese. Además del fatal error de exprimir lo más posible al legendario actor, la cinta falla por la forma tan plana en que se desarrolla y lo derivativa que resulta de clásicos del cine.
La decisión de que De Niro interpretarse a los dos protagonistas nunca se justifica; por ningún lado se puede encontrar la razón por la que haya tenido que hacerla de ambos. Quizá Barry Levinson debió haber convencido a Joe Pesci de salir del retiro, porque la imitación que De Niro hace del afamado actor mientras interpreta a Genovese es evidente. Y si a eso agregamos kilos de prostéticos y un acento exagerado, nos queda una caricatura de personaje basado en estereotipos.

The Alto Knights, prácticamente, se desenvuelve así: Costello o Genovese van un lugar y hablan con personas, y luego van a otro lugar y hablan con más. En eso se resume un filme carente de cualquier idea de cómo representar la vida de estos mafiosos; por ello, no pasa mucho tiempo para que intente asemejarse a títulos como El Irlandés (The Irishman, 2019) o Buenos Muchachos (Goodfellas, 1990). Pero con un guion que no sabe cómo desarrollar a sus personajes, todo se queda en una copia barata sin emoción alguna. Cuando critican una cinta, muchos dicen que “no pasa nada”, pues bien, en esta realmente no pasa nada.
El exceso de De Niro llega al grado de ponerlo a narrar toda la cinta y hasta insertar escenas en las que habla a cámara como una especie de extraña entrevista y cuyo contexto tampoco tiene sentido. Esta obsesión daña a los demás personajes, que carecen de arcos o cualquier otra cosa que los distinga. Por otro lado, el conflicto que el guionista Nicholas Pileggi (sí, el mismo de Buenos Muchachos) es sumamente aburrido e irrelevante: dos señores que parecen niños pequeños peleándose a través de terceros.

Es hasta en los últimos minutos que The Alto Knights de pronto se acuerda de que la historia tenía que ir de algo, y por eso agrega una explicación de todo lo que acabamos de ver: un recordatorio de que el gobierno de Estados Unidos es corrupto, y que la inmigración es el motor del país en varios sentidos. Desafortunadamente, la película cuenta en lugar de mostrar, anulando cualquier posibilidad de que nos adentremos en la psicología de estos singulares individuos. De Niro y Pileggi tratan de revivir sus viejas glorias, pero solo consiguen imitarse a ellos mismos.