Los rumores son ciertos: Michel Franco por fin hizo una película que no se basa en la explotación o en el impacto solamente porque sí. Memory: Un Recuerdo Incompleto (Memory, 2023), su nuevo trabajo ambientado en Estados Unidos, es un drama humanista que nos adentra en los sentimientos de un par de individuos asolados ya se por la enfermedad o el trauma. Se trata de una historia sobre redención y la oportunidad de encontrar amor y apoyo en las circunstancias y con las personas más improbables.
Franco se aleja de la crueldad a la que sometía a sus personajes en cintas anteriores para concebir un relato cálido y esperanzador. Pero eso no significa que no haya algún tipo de crudeza, pues el realizador mexicano, como es usual, aborda temas sumamente delicados, en este caso, el abuso sexual. La diferencia, en esta ocasión, radica en que la trama se enfoca no en el acto ni en la miseria de los protagonistas, sino en cómo lidian con el dolor que los consume. Casi de manera inédita, Franco se interesa por otra faceta de la experiencia humana.

Jessica Chastain y Peter Sarsgaard —quien ganó Mejor Actor en el Festival de Venecia hace un par de años por este papel— se comprometen al máximo en sus roles, creando también una química muy singular entre dos personas lastimadas cuya relación nace de manera desafortunada. La evolución de su relación se siente orgánica; el guion les lleva por un camino complicado emocionalmente, pero tanto Chastain como Sarsgaard sortean los obstáculos con interpretaciones notables y elegantes.
Todo esto es posible gracias a la dirección sobria de Franco y a un guion muy astuto que se centra en el papel de la memoria. Al mismo tiempo que el personaje de Sarsgaard lidia con la demencia temprana y las terribles consecuencias de no recordar cosas básicas, el de Chastain, una trabajadora social, debe enfrentar los horribles recuerdos que carcomen su existencia y que le han llevado por un camino de autodestrucción. Franco reúne a estos seres humanos en su peor momento y nos invita a ser parte de su trayecto a la reconciliación mientras uno trata de recordar y la otra de olvidar. Paralelamente, el director se acerca a los matices de la maternidad y lo complicado que pueden llegar a ser las relaciones entre madres e hijas.

Cualquiera podría pensar que Memory no es una película de Michel Franco; los vicios de su obra casi no se asoman en ella, aunque sí es posible identificar ciertas inquietudes recurrentes, como la relación entre cuidador y enfermo —que vimos en El Último Paciente (Chronic, 2015)—, las relaciones familiares escabrosas y las ambigüedades perturbadoras —que aquí, por suerte, no tienen demasiada relevancia en la historia—. Tal parece que la presencia de Chastain en su vida ha llevado al mexicano por otra senda narrativa. Aunque las críticas de su segundo proyecto juntos, Dreams (2025), no fueron tan alentadoras, resulta grato ver a Franco caminar por otro terreno.
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