Con La Leyenda de Ochi (The Legend of Ochi, 2025), A24 le entra al cine para niños con una linda historia ambientalista y animalista que nos entrega una lindísima criatura como lo es el ochi, una especie de cruza entre un gremlin y Grogu. Con su expansión para abarcar más público y géneros, el estudio presenta una cinta de aventura que trata de recuperar la esencia de las películas de Amblin de antaño. Si bien visualmente se acerca en distintos momentos, es en el apartado narrativo donde no cumple las expectativas, pues lo derivativo termina por imponerse.
Sin duda, lo mejor del filme es la labor artesanal aquí desplegada. Que el ochi sea un muñeco real resulta una bocanada de aire fresco en una época en la que los actores deben interactuar con bolas de golf frente a una pantalla verde. El diseño de la criatura, por supuesto, la vuelve extremadamente irresistible; sus ruidos, movimientos y demás derriten a cualquier amante de los animales. Este trabajo de diseño también se percibe, en buena medida, en la creación del mundo: una isla perdida finalmente alcanzada por la modernidad; destacan, por ejemplo, el set de un supermercado con influencias burtonianas/andersonianas y los majestuosos paisajes naturales. Este contraste entre “progreso” y naturaleza es al que apela el director Isaiah Saxon.

La Leyenda de Ochi, en la que una niña debe reunir al ochi con los suyos, reúne elementos de E. T., el Extraterreste (E.T. the Extra-Terrestrial, 1982) El Cristal Encantado (The Dark Crystal, 1982) y Cómo Entrenar a tu Dragón (How to Train Your Dragon, 2010); pero el problema es que no solo parte de ellos, sino que solo repite lo más distintivo de cada una, lo que resulta en una mezcla que ya hemos visto antes. Es obvio que Saxon trata de evocar a las películas de aventura infantiles de los 80; sin embargo, el mundo que crea, por más bello, se siente un poco vacío —la parte de “leyenda” en el título apenas es explorada—. Sus personajes, por ejemplo, apelan a la inexpresividad, pero el recurso no conecta del todo con la calidez que intenta proyectar el discurso ecologista que rodea a los ochi.
Los personajes tampoco convencen. Helena Zengel, como la protagonista, no consigue crear un vínculo emocional con el espectador; Finn Wolfhard no tienen ningún propósito en la cinta, y Willem Dafoe parece estar más bien en una de Taika Waititi. El final también es decepcionante, ya que una resolución tan sencilla, la inclusión de un CGI que no se integra del todo con lo demás y una transformación casi de la nada de uno de los protagonistas hace que la aparente emotividad a la que apuntan los últimos minutos no se sienta ganada.

La Leyenda de Ochi pretende mostrar cómo la masculinidad tóxica y el odio heredado de las antiguas generaciones han destruido nuestro mundo y amenazado a las otras especies con las que convivimos. Claro que es importante que los pequeños entiendan que los humanos no deben dominar a la naturaleza, sino más bien entenderla; sin embargo, este coming of age queda a deber por lo poco que elabora en la disfuncionalidad familiar y la falta de sentido de pertenencia que presenta inicialmente. Sus metáforas sobre nuestra conexión con la naturaleza son lindas, pero se quedan solamente en ello.
Awesome https://lc.cx/xjXBQT