La saga de John Wick se ha posicionado como una de las de acción más emocionantes de la actualidad. Superando algunos baches —como la tercera parte y su ya olvidada serie precuela—, la franquicia se mantiene viva con la esperanza de una quinta entrega y más spin-offs, el primero de los cuales ya es una realidad. Bailarina (Ballerina, 2025), aun con las notables secuencias de acción que cualquier fan de la serie espera, muestra las grietas de una propiedad que ya no puede evitar repetirse a sí misma. Se trata de una decente pero ordinaria película de acción que, sobre todo, nos hace preguntarnos si vale la pena extender esta narrativa todavía más.
Ambientada entre John Wick 3: Parabellum (2019) y John Wick 4 (2023), la historia sigue a Eve, una asesina entrenada desde niña en busca de, sí, adivinaste, venganza. La cinta por momentos, básicamente, se convierte en la versión femenina de la saga principal: una gran guerrera persiguiendo retribución se enfrenta a un enorme ejército dejando cualquier cantidad de cuerpos a su paso. Por suerte, Ana de Armas aporta un estilo distinto a la protagonista, logrando diferenciarla del ya icónico personaje al que da vida Keanu Reeves. Ya familiarizada con el cine de acción después de su breve pero notable participación en Sin Tiempo Para Morir (No Time to Die, 2021), la cubana no decepciona como una brutal heroína.

Las escenas de acción, aunque no al nivel de grandiosidad, principalmente, de John Wick 4, dejan un buen sabor de boca. Destacan dos en particular, aquella en la que Eve se vale de nada más que granadas para salir de una delicada situación, y otra en la que debe usar un lanzallamas. Los efectos prácticos y el compromiso físico de de Armas son clave para involucrarnos en el nivel de emoción que Bailarina propone. El combate cuerpo a cuerpo tampoco decepciona; la secuencia en una cabaña, que involucra cuchillos y todo tipo de utensilios de cocina, llama bastante la atención.
Desafortunadamente, la trama no puede ser más trillada. La cinta echa mano del relato de venganza que hemos visto cientos de veces. Las revelaciones tampoco tienen el peso necesario; la más importante, por ejemplo, queda olvidada tan solo un par de minutos después de presentarse, aun cuando parecía del núcleo de la historia. El villano, interpretado por Gabriel Byrne, no se distingue de cualquier otro que hayamos visto en la franquicia. Aunado a ello, la inclusión de Reeves como Wick se siente como un voto de poca confianza en de Armas como protagonista. Su participación, francamente, entorpece la presencia de Eve. También resulta decepcionante ver a Norman Reedus desperdiciado de esa manera.

Quizá lo más interesante de esta expansión del universo es un aspecto relacionado con la vida normal de los asesinos, representada aquí de forma inédita y curiosa. Por otro lado, es un placer ver por última vez a Lance Reddick.
Aunque al final Bailarina no se permite correr tantos riesgos, la entrega de Armas es suficiente para pasar por alto la falta de creativad del filme en muchos aspectos y un guion muy irregular.