El reconocido productor y músico Flying Lotus siempre ha querido ser un cineasta, pues no por nada ya ha dirigido cortometrajes y segmentos de antologías de terror como VHS. Ahora, Steven Ellison ―su nombre real― está de regreso con un nuevo largometraje de ciencia ficción y terror. Desafortunadamente, su esfuerzo está basado únicamente en una serie de conceptos, situaciones y hasta escenas que resultan sumamente familiares para los amantes de la combinación de estos géneros. En suma, Ash es una propuesta fallida casi por completo que peca de una notable falta de originalidad.
Está claro que el principal problema de la película viene del guion ―no escrito por Ellison, por cierto―, que encuentra demasiados obstáculos incluso para explicar lo más básico. La historia sigue a una astronauta que, en un lejano planeta, debe investigar por qué todos sus compañeros de tripulación han sido brutalmente asesinados. Las incoherencias no tardan en aparecer, y pronto somos sujetos a cambios temporales y espaciales poco claros que crean desconcierto y confusión, y no precisamente para bien. El montaje, otro culpable, impide que la ya de por sí caótica trama tenga algún sentido. En su búsqueda por lo críptico, Ellison se perdió por completo.

Eiza González y Aaron Paul no tienen mucho que hacer con el material que tienen a la mano, aunque su rango limitado tampoco ayuda; sus personajes son poco interesantes y opacos en el mal sentido. Además, resulta increíble darse cuenta de que el gran actor de acción Iko Uwais esté tan desaprovechado, ya que aparece solamente en unas cuantas escenas. El resto del elenco está totalmente relegado a un papel terciario. Ellison muestra una notoria incapacidad para dirigir y crear una puesta en escena más atractiva.
Y si bien algunos visuales, muy ad hoc a la esencia del proyecto musical Flying Lotus, llegan a ser hipnotizantes, el nivel de producción en general deja mucho que desear; la pobre iluminación, lo genérico del diseño y un CGI muy rudimentario hacen parecer todo como un trabajo escolar o como un fan film de YouTube. La intención de emular la naturaleza de un videojuego también está latente, principalmente porque tanto la trama como la atmósfera parecen apuntar a Returnal y a Dead Space, pero más como una pobre imitación.

De hecho, Ash se apropia en gran media de la historia de Alien: El Octavo Pasajero (Alien, 1986), donde un grupo de exploradores encuentran un parásito que podría cambiar la percepción del universo. Ellison debe ser muy fan de la saga, porque incluso calca tal cual una escena de Prometeo (Prometheus, 2012) hacia el final. La falta de ideas, de terror y de intriga hacen que la cinta parezca más bien un malísimo episodio de Black Mirror. Quizá sea mejor que Ellison se enfoque más en donde sí brilla: creando paisajes sonoros alucinantes como Flying Lotus, los cuales se pueden escuchar aquí de principio a fin, convirtiéndose en el único aspecto rescatable.
Ash está disponible en Prime Video.
Very good https://is.gd/N1ikS2