Para hablar de Asesino Serial (Strange Darling, 2023) tenemos que revelar su naturaleza, así que procede con cautela.
Si hay una cinta independiente de género que ha causado mucha curiosidad entre los cinéfilos, definitivamente tiene que ser esta, pues la forma en que trata de cambiar las reglas del juego que rigen los thrillers no pasa desapercibida. Las películas que se desarrollan fuera de secuencia no son nuevas, pero hay algo en esta, quizá un toque muy pop y casi tarantinesco —la influencia de Tiempos Violentos (Pulp Fiction, 1994) es innegable— es lo que la hace disfrutable. Sin embargo, debajo de todo ese estilo hay muy poca sustancia.

Asesino Serial se presenta como una historia de seis capítulos desordenados; primero vemos uno de la mitad, y luego el primero, y así hasta llegar el epílogo. Los continuos saltos en el tiempo le permiten al director y guionista JT Mollner jugar con las expectativas del espectador en cuanto a la verdadera identidad de sus dos protagonistas: un aparente feminicida y una víctima indefensa. Por supuesto, las cosas no son lo que parecen, y pronto nos topamos con una inversión de roles que rara vez se ve en este tipo de películas.
Lo mejor de este proyecto es, sin duda, Willa Fitzgerald, que con una actuación que parece salida de Asesinos por Naturaleza (Natural Born Killers, 1994) entrega una retorcida y brutal villana; la entrega física de Fitzgerald es notable, y en los primeros capítulos maneja muy bien la fachada que muestra su personaje, haciendo que caigamos redonditos en el juego de Mollner. Su papel nos recuerda a las últimas apariciones de Mia Goth, pues se mueve efectivamente entre la final girl y la antagonista de un slasher.
Pero el problema de Asesino Serial se encuentra en lo poco que tiene que decir sobre algo y en el hecho de que la gran revelación, básicamente, se trata de una trampa narrativa. Una vez que las cartas se ponen sobre la mesa, el filme ya no hace demasiado, dejando a Fitzgerald hacer gala de su talento sin un rumbo como tal. Está claro que Mollner deseaba desafiar los roles de género con su trabajo, pero quedan muchas dudas sobre el punto al que quiere llegar, y no porque haya ambigüedad, sino porque realmente no hay uno: ¿relaciones tóxicas?, ¿misoginia?, ¿fascinación por la violencia? Cualquiera que sea, se queda corto.

Asesino Serial destaca en lo técnico con un gran diseño sonoro, una inquietante música y una fotografía muy creativa —sorpresivamente, a cargo del actor Giovanni Ribisi—, que podríamos comparar con la reciente De Naturaleza Violenta (In a Violent Nature, 2024) —con la que comparte un escenario muy similar—; sin embargo, la falta de un trasfondo sólido y una trama que no dependa de trucos impiden que verdaderamente cause el impacto pretendido —de hecho, lo más memorable, probablemente, no tenga que ver con lo brutal, sino más bien con lo grotesco, cuando dos personajes preparan el desayuno más asqueroso—.