La franquicia de Karate Kid encontró nueva vida con la serie Cobra Kai (2018-2025), que ahondó en el estado mental de algunos los personajes clave. Por otro lado, el reboot con Jackie Chan pasó sin pena ni gloria, y ahora los altos mandos de Sony consideraron que era momento de unir todos los mundos de este universo cinematográfico en una especie de crossover de generaciones. El resultado es un pobre intento de mezclar todas estas historias apelando descaradamente a la nostalgia y a un formato en tendencia que para nada le viene bien a lo fílmico.
Para empezar, esta entrega parece más como varios episodios de una serie adolescente presentados en una cinta de 90 minutos. Lo televisivo se percibe en la estructura, el nivel de producción y en el montaje. Lo único que más o menos la acerca a lo cinematográfico es la fotografía, cuyo grano contribuye en este sentido. Y aunque hablar de televisión podría ser más bien un halago dado la calidad ahora de las grandes producciones, está más bien se siente como una del extinto Disney Channel.

En cuanto a la historia, se trata de un refrito de lo que hemos visto ya en la franquicia a través de las décadas: un joven entra a un torneo de artes marciales, y al mismo tiempo vive sus días como adolescente. Además de lo repetitivo que esto resulta, ningún personaje aquí destaca realmente. Lo de Ben Wang, el protagonista, cae en lo genérico. Jackie Chan proporciona alivio cómico básico, y Ralph Macchio aparece únicamente como elemento nostálgico, pues su impacto en la trama es casi nulo.
La primera parte de la película pierde demasiado tiempo en una subtrama alrededor de nuevos personajes para nada memorables. Luego, lo del torneo, prácticamente, ocurre en unos cuantos minutos, y de la nada nos encontramos ya en la final, que sabemos perfectamente cómo terminará. Aunado a ello, los personajes carecen de cualquier tipo de determinación, pues sus cambios de opinión ante los sucesos son súbitos y aleatorios. El guion deja bastante que desear.

Karate Kid: Leyendas (Karate Kid: Legends, 2025) trata de incorporar breves comentarios sobre la experiencia migrante y el miedo como un agente paralizante, pero ninguna de las temáticas conduce a algo significativo. Quizá lo único rescatable son algunos buenos movimientos de kung fu/karate, pero lo irregular de la fotografía no permite que se aprecien como se debe. He aquí una cinta que quedará en el olvido rápidamente.