Ficción Estadounidense (American Fiction, 2023) lo dejó más o menos en claro recientemente: el sufrimiento negro vende y hacer sentir bien a un Hollywood blanco que suele habitar en una realidad alterada. Los Chicos de la Nickel (Nickel Boys, 2024) es otra película que aborda esta temática, pero, a diferencia de la mayoría, asume su responsabilidad social y evita cualquier tipo de representación morbosa para, en su lugar, adentrarnos de lleno en la experiencia del trauma negro desde una perspectiva única y casi personal.
Nominada al Óscar a Mejor Guion Adaptado y Mejor Película en los Óscar, estamos ante una cinta muy diferente al resto. En primera instancia, lo que la distingue es su punto de vista en primera persona, el cual se mantiene casi todo el tiempo y salta entre dos los protagonistas: Elwood (Ethan Harisse) y Turner (Brandon Wilson), dos adolescentes encerrados en un brutal reformatorio donde solo se tienen el uno al otro para sobrevivir la segregación y la violencia que allí se practican. La historia está basada en la novela ganadora del Pulitzer The Nickel Boys, de Colson Whitehead, que a su vez se inspiró en el caso de la escuela Dozier de Florida, donde muchos años después se encontraron fosas comunes con restos de estudiantes.

La perspectiva es crucial para la narrativa, pues ofrece el sentido de inmersión que un relato de esta naturaleza clamaba para no caer en la explotación y concentrarse únicamente en el sentir de estos dos chicos. Aunado a ello, el director y guionista RaMell Ross, gracias al ojo del fotógrafo Jomo Fray, le otorga una esencia lírica a la historia, complementada por una serie de insertos que contextualizan la lucha de la época —los 60, en este caso—, encabezada por Martin Luther King Jr. y la indiferencia de la población blanca —ensimismada en aquella época con el alunizaje—. Y por si eso no fuera poco, Ross incluye una serie de flash forwards que nos revelan el destino de uno de los protagonistas, sentando las bases para un espectacular y conmovedor giro de tuerca.
Ross y Fray no solo parecen estar inspirados en la obra de Barry Jenkins, particularmente en la miniserie El Ferrocarril Subterráneo (The Underground Railroad, 2021) —pues ambas capturan efectivamente el deseo de emancipación y libertad—, sino también en la de Terrence Malick, cuyo estilo visual se percibe en el naturalismo de las tomas y los movimientos de cámara; por cierto, resulta sumamente ofensivo que el trabajo de Fray no haya sido nominado al Óscar. Por otro lado, la música de Alex Somers y Scott Alario, —sutil y efectiva al momento de enmarcar el drama que experimentan los jóvenes— es otro elemento que bien pudo haber tenido cabida en la entrega de premios.

Los Chicos de la Nickel deposita su peso en las imágenes y el impacto de la primera persona para dejarnos vivir el poder de la amistad en medio de la desolación. Se trata de una de esas raras cintas que se convierten en una experiencia sensorial en cuya vanguardia se encapsula tanto una manifestación artística como el lamento de todo un sector social. Ross sabe perfectamente lo que hace y nunca se regocija en la violencia ni en el dolor; el gran valor del filme reside en una representación respetuosa de una época que no podemos olvidar pero sí volver a evitar.
Los Chicos de la Nickel está disponible en Prime Video.
[…] Violenta (In a Violent Nature, 2024) ofrecía una experiencia más inmersiva; y ni hablar de Los Chicos de la Nickel (Nickel Boys, 2024), en donde la cámara es el personaje y las imágenes son poesía pura. Aquí […]