El arte como poder transformador; el teatro como una posibilidad de escapar y vivir otra vida, aunque sea por un instante. En Las Vidas de Sing Sing (Sing Sing, 2023), basado en el programa de Rehabilitación a Través de las Artes de la Prisión de Máxima Seguridad Sing Sing, la existencia de un grupo de reclusos adquiere un significado distinto cuando suman esfuerzos en busca de la redención.
Colman Domingo vuelve a entregar otra gran actuación como Divine G, un tipo comprometido con el arte y la oportunidad de ofrecerles aliciente a otros como él encerrados en la cárcel. Se trata de un personaje que no solo señala la brutalidad de un sistema judicial injusto (pues está preso por un crimen que no cometió), sino que también muestra el consuelo en la resignación a través de la creatividad artística. Un sentido en medio de la desolación.

El director y guionista Greg Kwedar se adentra por completo en este universo no solo al hacer que el verdadero Divine G y su compañero Divine Eye contribuyeran con la historia, sino también al permitir que otros prisioneros se interpretan a sí mismos, logrando una mezcla muy valiosa y respetuosa entre ficción y realidad. Esta decisión aporta bastante profundidad, pues en verdad nos acercamos a las frustraciones de hombres arrepentidos y revitalizados por el poder del arte.
En este drama carcelario, con ciertos elementos de filmes como Sueño de Fuga (The Shawshank Redemption, 1994) y Milagros Inesperados (The Green Mile, 1999), Kwedar construye su película como una comunidad, tal y como lo proyecta la hermandad entre los convictos y la dedicación que ponen para montar sus obras. Este sentimiento inunda la pantalla de principio a fin, mostrando una enorme empatía y una genuina intención de indagar en las personalidades de la mayoría de estos sujetos. El guion es sencillo pero preciso; cada diálogo y cada movimiento ahonda más en la identidad de estos hombres.

El núcleo de la cinta reside en la relación entre G y Eye, cuyo desarrollo presenta una inversión interesante en el tercer acto, cuando un par de sucesos cambian definitivamente su visión, tanto para bien como para mal. Su complicada relación dialoga con el anhelo de libertad y la impotencia de enfrentarse a un sistema parcial que funciona en su contra.
Las Vidas de Sing Sing es un ejercicio en el que también se explora la masculinidad desde otra perspectiva; los vínculos de estos individuos manifiesta un amor que no empata del todo con ciertas expectativas sociales. Kwedar y su equipo la definen como un tesoro compartido alejado de cualquier juicio o fragilidad. Con este trabajo, el director y sus actores nos piden confiar en el proceso para seguir adelante, sin importar qué espere más allá.