Era 2002. El mundo fílmico de los superhéroes estaba por dar un giro radical que cambiaría completamente la forma en que veíamos a este tipo de personajes. Marvel, aquella fábrica de sueños y fantasías, se disponía a presentar la primera de varias cintas de sus irónicas franquicias que pronto se apoderarían de la pantalla grande.
El Hombre Araña fue un éxito en todos los sentidos; incluyendo la taquilla, la crítica y en la repercusión cultural de una sociedad acostumbrada a cierto tipo de cintas de acción. La secuela fue aun más alabada, la inclusión del Doctor Octopus y la escalada en la acción y el drama, fueron los ingredientes perfectos para continuar exitosamente con la saga del arácnido. Sin embargo, cuando nada podía salir mal con la tercera entrega, cuando se atisbaba un épico final para la serie con el mítico Venom como villano, todo se vino abajo. Más que una mala película, El Hombre Araña 3 resultó una mescolanza patética de personajes, un desborde de incoherencias y una colección de escenas tan bizarras como los mismo villanos que enfrentaba el superhéroe. Al final, hastiados todos de ver en pantalla al fatídico Maguire, la saga quedó ahí, con un futuro incierto y con los ánimos por los suelos.
A pesar de haber optado por una trama distinta a la prevista, la esencia de El Hombre Araña sigue ahí, un chico astuto que siempre se las ingenia para salir de sus apuros. Nerd, ingenuo e irónico, Peter Parke está más presente que nunca y su faceta de superhéroe es más que bienvenida. El hecho de que el fabrique sus lanzadores de telaraña, disfraz y demás, resulta reconfortante. Los momentos de acción cumplen con los impresionantes movimientos del Largato y las increíbles habilidades de Peter Parker. Aquí no me puedo quejar.
También se agradece que el Lagarto no muera y en su lugar, sea recluido. Ese tono de aventura quincenal de cómic ayuda a fortalecer el universo cinemático y quitarle ese aire de superioridad e invencibilidad al héroe en cuestión.
Para finalizar, debo decir que prefiero a El Hombre Araña de Webb, aun con la loza de errores que carga sobre sí, la cinta la libra de milagro. Todos los cabos sueltos que quedan al final no se pueden perdonar pero sí dan un margen de trabajo para la secuela, que esperamos, sea mucho mejor que ésta.
La película del Sorprendente Hombre Araña no decepciona para nada, al contrario a mí me gustó mucho, porque explica el pasado familiar de Peter Parker, es mucho más sentimental que las películas anteriores que se han hecho sobre este súper héroe arácnido.