En los intempestivos últimos años de nuestra sociedad, hemos vivido cambios que auguran un nuevo orden mundial inminente, siendo la economía uno de los principales factores que incitan a un revulsivo en nuestra civilización actual. La crítica a estos antiguos modelos se propaga alrededor de todo el mundo y ésta ha encontrado diversos escaparates para mostrarnos un vistazo de lo que sucede y quizá, no nos damos cuenta.
Si bien la trama principal narra un simple cuento de asesinato, traición y crimen, existe un hilo conductor que Dominik teje desde las primeras tomas, en donde conocemos a uno de los ladrones caminando en un desolado pasaje justo por debajo de un espectacular de un Obama prometiendo un cambio real. Parece que de pronto, el director fija una postura inmediata.
Así, durante toda la cinta, vemos a los personajes siempre estar rodeados de la radio la televisión transmitiendo diversos programas de opinión política que tratan de encontrar una respuesta a la crisis económica de ese entonces. Llama la atención como estos, sin embargo, no parecen detenerse a escucharlos con atención, sólo los acompañan.
Con Jackie, tenemos la respuesta no sólo para el problema de los mafiosos, sino para la misma crisis que se extiende poco a poco en una sociedad determinada a no caer. Práctico, siempre al punto y con absoluta determinación, Jackie se dispone a ejecutar su trabajo de manera impecable no solamente con atrapar a los responsables inmediatos del atraco, sino de todo aquel que se crea también que debe ser castigado, como quienes ya habían hecho lo mismo en el pasado. ¿Quiénes son los responsables de la crisis? ¿Quiénes deben pagar por ella? ¿Los responsables reales o quienes los poderosos quieren que tengan la culpa? Jackie funciona como el juez, como el “mal” necesario para acabar con un mal aún peor.
Es interesante lo que nos propone Dominik desde un principio, con algunas secuencias de gran nivel que realmente logran tensión en el espectador, el realizador cumple con un buen trabajo que realmente nos pone los hechos en cara, sin tapujos. Sin embargo, me parece que Dominik falla un tanto en codificar sus líneas al dejar muy expuesto un subtexto anti capitalista que es evidente desde el comienzo, quizá lo único que se le pueda criticar esta vez al director.
Durante los últimos minutos de la cinta, cuando Jackie pide el pago de su trabajo en un bar, que casualmente tiene un discurso de Obama en la televisión del lugar, éste se topa con que será menos dinero ya que su superior le dio precio especial a los mafiosos por tiempo de crisis. Citando al mismo Obama que escucha en la televisión de manera contraria, y que parece ser que es el único que lo hace, Jackie deja ver que la comunidad no existe, que sobrevivir es la única opción, que su superior ya no existe y que Estados Unidos no es una nación, sino un negocio, exigiendo así el pago de su dinero.
Como dato final, también es de llamar la atención la ausencia de personajes femeninos, demostrando una vez más cómo se rige el capitalismo en aquella nación, un mundo lleno de hombres cínicos y patéticos con un único fin en la vida: el dinero.