
De manera muy eficaz, el director también crea un vínculo muy personal entre Belfort y el público. Rompiendo la cuarta barrera de manera evidente y siendo el narrador de su propia historia, uno rápidamente se empieza a preocupar por el protagonista. Sí, los papeles están invertidos en esta película; en esta ocasión el punto de vista es el del “villano”, y al que se podría definir como el héroe desde una perspectiva ordinaria, Patrick Denham (Kyle Chandler), el agente del FBI que busca acabar con Belfort y su imperio criminal, aparece hasta ya muy avanzada la trama y apenas por un mísero puñado de minutos. De cualquier manera, hay que dejar algo claro, Jordan Belfort podrá ser todo menos un héroe.
Como es usual en las cintas de Scorsese, podemos encontrar aquí una gran variedad de personajes que rodean la vida del protagonista. Tenemos a su pandilla, conformada por un séquito de perdedores que logran también hacerla en grande gracias a Belfort, está por supuesto su gran compinche y principal hombre de confianza, Donnie Azoff (Jonah Hill), quizá el más disparatado de todos, incluso más que el mismo Belfort; y claro, la que más llama la atención de todos, Naomi (Margot Robbie) la provocadora y bella segunda esposa de este.
La actuación de DiCaprio es realmente algo que nunca le habíamos visto al ya veterano actor. Desenfrenado, vulgar, irreverente, impredecible… Los mejores momentos de este vienen cuando pierde las casillas; grandes ejemplos de ello es en los momentos cuando discute con Naomi, cuando su intento de soborno al agente del FBI que lo persigue no resulta y finalmente, cuando se pronuncia ante sus empleados con energéticos y convincentes discursos.
Como dije al principio, lo realmente impactante de esta cinta es la manera en que se nos muestra cómo Belfort se convierte en un ícono e ídolo para sus empleados, cómo logra engañar a miles de personas sin ningún tipo de remordimiento. El capitalismo funciona del mismo modo, solo que a una escala mayor, pero siempre con la misma premisa, el enriquecimiento desmedido a base de las apariencias, de la especulación y de la estafa. La última escena es quizá la más clara y contundente de todas. SPOILER ADELANTE Como en la vida real, Belfort cumple una pequeña sentencia en prisión. Al salir, este se convierte en orador dando cursos de superación personal y de cómo ser un vendedor exitoso. Haciendo referencia a un momento previo de la cinta, en donde pide a uno de sus poco confiables secuaces enseñarle a los demás cómo vender una pluma, Belfort vuelve a hacer lo mismo para empezar su seminario. Tras preguntarle a tres inocentes sujetos en la primera fila y recibir todo tipo de estúpidas respuesta, la cámara nos muestra las caras de todos los participantes en la conferencia, una multitud de gente ordinaria totalmente idiotizada que aguardan con paciencia los consejos de un hombre que puede o no tener la llave del éxito, lo único quieren saber es cómo hacerse rico. TERMINA SPOILER Y sí, somos nosotros quiénes alimentamos al capitalismo entregándonos por completo a algo que quizá termine consumiéndonos, tal y como le sucedió a Belfort.
El protagonista de esta historia podría resultar todo lo que uno querría ser: rico, poderoso, extrovertido, rodeado de mujeres y sumamente respetado y admirado. La verdad es que Jordan Belfort es la encarnación misma del capitalismo llevado al extremo, porque como le pasó a el, algún día, este caerá por su propio peso.