Vivir entre la mierda no es algo necesariamente asociado con aquellos que trabajan con animales las 24 horas del día. Las dificultades de la vida a veces nos hacen pensar que el excremento lo cubre todo y que realmente no vale la pena escarbar para encontrar algo más. Irónicamente, en Buey Neón, película del brasileño Gabriel Mascaro, un grupo de vaqueros, acostumbrados a dormir en el mismo lugar donde sus bueyes cagan y mean, viven el día a día absortos en los sueños más placenteros y en aquellos breves instantes que hacen la sangre correr por sus venas. Con ella, Mascaro nos adentra en una rutina que deja asomar las aspiraciones, deseos y frustraciones de un grupo de personas que han escogido ser felices en un mundo que aparentemente los ha dejado sin opciones.
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