No hace mucho, Keanu Reeves revivió su carrera gracias al inesperado éxito de Otro Día Para Matar, una excelente cinta del llamado subgénero “shoot ’em up” (el cual habla por sí solo), la cual destacaba no solo por sus excelentes coreografías, sino por su estilizada acción y un envolvente y misterioso universo. La secuela también dejó nuevos dividendos, tanto en la crítica como en la taquilla. Desde ese momento, uno de sus directores, David Leitch, comenzó a cotizarse y ahora se encuentra a cargo de la esperadísima segunda parte de Deadpool; pero antes, el coreógrafo y doble de acción convertido en realizador replica la fórmula con una mujer al frente en Atómica, una película que, si bien sufre de un desequilibrio narrativo, cumple al adentrarnos en un brutal mundo muy parecido al de John Wick.