Hay algo extremadamente personal en Rostros y Lugares, el nuevo documental de Agnès Varda y el fotógrafo JR. En el, la emblemática pionera de la Nouvelle Vague y el artista urbano de identidad desconocida se embarcan en un viaje por la Francia rural en busca de retratar personas y lugares que se mantienen a plena vista, pero que guardan historias relevantes no solo para su país, sino para la sociedad contemporánea. La travesía hace énfasis en varias problemáticas sociales, pero también en la misma esencia de dos personajes que han sido llamados disruptores en cada una de sus disciplinas. Con esta obra, ambos artistas abren sus corazones y unen esfuerzos para llevar a cabo un proyecto que simplemente podría parecer curioso, pero que da voz a un enorme grupo de desconocidos.
En un formato episódico, los artistas se dedican a escuchar con atención las historias de todo tipo de personas para luego decidir la forma de hacer un homenaje a su persona. Está, por ejemplo, una señora que vive en una cuadra que será demolida por completo. Esta promete quedarse todo lo que pueda, y cuando Varda y JR se acercan a ella pueden dar cuenta de la entereza y valor de una mujer que se niega a dejar el hogar que sus ancestros construyeron con el sudor de frente. Así, JR pronto visualiza una forma de rendirle tributo a este sentimiento: fotografías de aquellos trabajadores en las fachadas de las viejas casas y una más de la mujer como recordatorio de los individuos que dieron vida al barrio. Resulta conmovedor ver la reacción de esta última al ver el trabajo finalizado.