Esta interacción engloba a grandes rasgos la trama de Hater, pero también deja al descubierto su mayor problema: ¿estamos ante una cinta sobre lo desleal y poco confiable que puede ser este mundo digital o una sobre un individuo con serios problemas psicológicos? A pesar de una entretenida historia que sin duda tiene buenos momentos, la película tiene algunos problemas para decidir qué quiere ser realmente.
Pero cuando se enteran de lo ocurrido en su carrera, estos no tardan en darle la espalda. Así, mientras asciende rápidamente en su nuevo empleo, Tomasz comienza a utilizar sus técnicas de manipulación para ganarse de vuelta a los Krasucki. En breve, la línea que divide su vida profesional de la personal se diluye con trágicas consecuencias.
Habiendo sido nominado al Óscar a Mejor Película Internacional este año por Corpus Christi, la cual trata sobre un exconvicto que engaña a un pueblo para convertirse en el cura local, Komasa recoge elementos de esta tanto de La Habitación del Suicidio para canalizar algunas de las inquietudes europeas más apremiantes de los últimos tiempos.
Conforme somos testigos de esta transformación, o revelación quizá, los motivos de Tomasz quedan diluidos en una serie de acontecimientos tan escandalosos como ridículos. ¿Amor no correspondido? ¿Un severo desajuste emocional? ¿Necesidad de probarle al mundo lo que puede hacer? Aunque todas podrían pasar como las razones detrás de su maquiavélico plan, ninguna luce demasiado convincente como para ser tomada en serio.
Como encargado de atacar la campaña de Pawel Radnicki (Maciej Stuhr), candidato de izquierda a la alcaldía de Varsovia, Tomaz no escatima en artimañas para cumplir con su objetivo, lo que genera una serie de circunstancias inverosímiles, como la organización de un mitín político de un día para otro o el reclutamiento de un fascista para llevar a cabo un terrible acto. Al final, sus motivaciones quedan opacadas por su plan maestro. Quizá no era necesario ir demasiado lejos para mostrar su punto, pero la duración de más de dos horas demuestra lo contrario.
Gabi es la única persona que suele escapar de sus designios. ¿Será por eso que le obsesiona hacerse con ella de una u otra forma? Quizá ese sea su motor; sin embargo, las acciones de Gabi resultan contradictorias en varias ocasiones con respecto a su relación con Tomaz. Su encuentro final, al borde de la tragedia que este último ha estado cocinando, no encaja con la forma en la que se desenvuelve anteriormente. Y está también Beata, quien igualmente asume una actitud un tanto discordante si tomamos en cuenta el pasado de su personaje, sobre todo el relacionado con el mundo digital.