La relación entre Dios y el hombre es complicada. Resulta natural preguntarse el porqué la deidad que adoramos se empeña en hacérnosla pasar mal si se supone que somos producto de su infinita bondad y sabiduría. Todas las religiones del mundo nos han presentado dioses misericordiosos y benévolos, pero vengativos y e iracundos por igual.