Esa fascinación y obsesión humana por clasificarse a sí mismos de acuerdo a su raza o a su estatus socioeconómico nos ha lastimado como especie desde el principio de los tiempos. La segregación nunca terminará y permanecerá entre nosotros estigmatizando sociedades hasta el último de nuestros días. Hagen y Yo (White God) expone este vicio