Si en 2002, Sam Raimi definió el género de superhéroe con su trepidante adaptación de “El Hombre Araña”, Christopher Nolan llevó el concepto hasta sus mismos límites al crear una versión humanizada, decadente de El Caballero de la Noche, toda ésta impregnado con una esencia única y que también ha significado un parteaguas en las adaptaciones de